Presuposiciones Teológicas | Charles Ryrie | Teología Básica.

CURSO: TEOLOGÍA BÍBLICA

Sección 1: Introducción a la teología.

Continuamos en nuestra sección de Introducción a la teología, en esta lección aprenderemos un paso muy importante previo al estudio de la teología.

Capítulo 2: Algunas presuposiciones.

I. LA PRESUPOSICIÓN BÁSICA.

Consciente o inconscientemente, cada persona opera basándose en algunas presuposiciones. El ateo, que dice que no existe un Dios, tiene que creer esa presuposición básica. Y al creerla, entonces mira al mundo, la humanidad, y el futuro de una manera totalmente diferente que el teísta. El agnóstico, no sólo afirma que no podemos tener conocimiento, sino que también tiene que creer esto como punto básico de su forma de mirar el mundo y la vida. Si podemos tener conocimiento acerca del Dios verdadero, entonces su sistema entero sufre derrota. El teísta cree que existe un Dios. El presenta evidencia confirmatoria para respaldar esa creencia, pero básicamente cree.

El trinitario cree que Dios es una triunidad. Esta es una creencia sacada de la Biblia. Por lo tanto, él también cree que la Biblia es verídica.

Esta entonces queda como la presuposición decisiva. Si la Biblia no es verídica, entonces el trinitarianismo es un error y Jesucristo no es quien El afirmó ser. No llegamos al conocimiento acerca de la Trinidad o de Cristo por medio de la naturaleza o de la mente humana. Y no podemos estar seguros de que lo que aprendemos en la Biblia acerca del Dios triuno es cierto si no creemos que la fuente misma que utilizamos es confiable. De modo que, la creencia de que la Biblia es verídica es la presuposición básica. Esto se va a tratar en forma completa en los temas sobre la inspiración e “inerrancia”.

II. LAS INTERPRETATIVAS

Si nuestra fuente de información es tan crucial, entonces también debe ser muy importante para nosotros la manera en que la consideramos y la empleamos. La teología precisa depende de una exégesis sana. Hay que realizar estudios exegéticos antes de desarrollar una sistematización teológica, como es necesario hacer ladrillos antes de poder construir un edificio.

A. La necesidad de la interpretación clara e imparcial

Aunque una discusión más completa sobre la hermenéutica aparecerá en la Sección III, necesitamos afirmar aquí la importancia de la interpretación imparcial como la base de una exégesis correcta. Al darnos la revelación de Sí mismo, Dios quiso comunicar, no oscurecer, la verdad. Por lo tanto, emprendemos la interpretación de la Biblia presuponiendo el uso de las reglas normales de la interpretación. Recuerde que cuando se usan símbolos, parábolas, tipos, etcétera, éstos dependen de un sentido literal como la base aun de su propia existencia, y la interpretación de éstos tiene que ser siempre controlada por el concepto de que Dios se comunica en forma normal, clara, o literal. El ignorar esto resultará en la misma clase de exégesis confusa que caracterizó a los intérpretes patrísticos y medievales.

B. La prioridad del Nuevo Testamento

Aunque las Escrituras en su totalidad son inspiradas y provechosas, el Nuevo Testamento tiene prioridad como fuente de doctrina. La revelación del Antiguo Testamento fue preparatoria y parcial, mientras que la revelación del Nuevo Testamento fue culminante y completa. La doctrina de la Trinidad, por ejemplo, aunque está presente en el Antiguo Testamento, no se revela hasta el Nuevo Testamento. O, pensemos de cuánta diferencia existe entre lo que enseñan el Antiguo y el Nuevo Testamento sobre la expiación, la justificación, y la resurrección. Al decir esto no estamos minimizando las enseñanzas del Antiguo Testamento ni tampoco sugiriendo que es menos inspirado, pero sí afirmamos que en la revelación progresiva de Dios el Antiguo Testamento ocupa un puesto anterior cronológicamente y, por lo tanto, ocupa teológicamente un lugar preparatorio e incompleto. La teología del Antiguo Testamento tiene su lugar, pero es incompleta sin la contribución de la verdad del Nuevo Testamento.

C. La legitimidad de textos de comprobación

Los liberales y los partidarios de la teología de Barth han criticado a menudo a los conservadores por utilizar textos de comprobación para establecer sus conclusiones. ¿Por qué hacen esto? Simplemente porque el citar textos bíblicos resultará en conclusiones conservadoras, no liberales. Ellos alegan que es una metodología ilegítima y no propia de la erudición, pero no es más ilegítimo que el usar notas de referencia en una obra erudita.

Por supuesto, los textos bíblicos han de usarse en forma apropiada, y lo mismo hay que decir de las notas de referencia. Se deben usar para decir lo que realmente significan; no deben usarse fuera de contexto; no se deben usar en parte cuando la totalidad cambiaría el significado; y los textos de comprobación del Antiguo Testamento, en particular, no se deben forzar para que sirvan de apoyo a una verdad que solamente se reveló después en el Nuevo Testamento.

III. LAS QUE SISTEMATIZAN

A. La necesidad de un sistema

La diferencia entre la exégesis y la teología es el sistema que se usa. La exégesis analiza; la teología correlaciona esos análisis. La exégesis relaciona los significados de los textos; la teología interrelaciona esos significados. El exégeta se esfuerza en presentar el significado de la verdad; el teólogo, el sistema de la verdad. La meta de la teología, sea la teología bíblica o la sistemática, es la sistematización de las enseñanzas en consideración.

B. Las limitaciones de un sistema teológico

En fin, las limitaciones de un sistema teológico deben coincidir con las limitaciones de la revelación bíblica. En su deseo de presentar un sistema completo, los teólogos a menudo se ven tentados a llenar los espacios en la evidencia bíblica con la lógica o con implicaciones que puede que no sean justificadas.

La lógica y las implicaciones tienen su lugar apropiado. La revelación de Dios es ordenada y racional, así que la lógica tiene un lugar apropiado en la investigación científica de esa revelación. Cuando las palabras se combinan para formar oraciones, esas oraciones adquieren implicaciones que el teólogo tiene que tratar de entender.

Pero cuando la lógica se usa para crear la verdad, por decirlo así, entonces el teólogo será culpable de llevar su sistema más allá de las limitaciones de la verdad bíblica. Algunas veces esto es motivado por un deseo de darles respuestas a preguntas que las Escrituras no contestan. En tales casos (y hay varios de estos cruciales en la Biblia) la mejor respuesta es el silencio, no una lógica hábil, ni implicaciones casi invisibles, ni un ansioso sentimentalismo. Ejemplos de áreas que se prestan particularmente a esta tentación incluyen la soberanía y la responsabilidad, el alcance de la expiación, la salvación de los bebés que mueren, etcétera.

IV. LAS PERSONALES

Uno debe también ser capaz de presuponer ciertos factores acerca del estudiante de la teología.

A. Tiene que creer

Por supuesto, un no creyente puede escribir y estudiar la teología, pero el creyente posee una dimensión y una perspectiva sobre la verdad de Dios que ningún inconverso puede tener. Las cosas profundas de Dios son enseñadas por el Espíritu, lo cual es una experiencia que un no creyente no tiene (1 Corintios 2:10–16).

Los creyentes necesitan tener fe también, porque algunas áreas de la revelación de Dios no podrían comprenderse totalmente por nuestras mentes finitas.

B. Tiene que pensar

Finalmente, él tiene que tratar de pensar teológicamente. Esto involucrará el pensar exegéticamente (para entender el significado preciso), el pensar sistemáticamente (para poder correlacionar los datos de manera completa), el pensar críticamente (para evaluar la prioridad de la evidencia relacionada), y el pensar sintéticamente (para poder combinar y presentar la enseñanza como un todo).

La teología y la exégesis deben siempre actuar recíprocamente. La exégesis no provee todas las respuestas, de modo que cuando legítimamente existe más de una opción exegética, la teología decidirá cuál es la preferible. Algunos pasajes, por ejemplo, pueden al parecer enseñar o no la seguridad eterna; el sistema teológico de uno hará la decisión. Por otro lado, ningún sistema teológico debe ser tan inflexible que no esté abierto al cambio o la depuración que puedan traer los conocimientos que vienen de la exégesis.

C. Tiene que depender

El intelecto por sí solo no hace al teólogo. Si creemos en la realidad del ministerio de enseñanza del Espíritu Santo, entonces, seguro que esto debe de ser un factor en el estudio de la teología (Juan 16:12–15). El contenido del plan de estudios del Espíritu Santo abarca toda la verdad, concentrándose específicamente en la revelación de Cristo mismo que se encuentra, por supuesto, en las Escrituras. Para experimentar esto se requerirá una actitud de dependencia consciente del Espíritu, lo cual se reflejará en humildad intelectual y en un estudio diligente de lo que el Espíritu les ha enseñado a otros a través de la historia. El estudio inductivo de la Biblia es una forma de estudiar beneficiosa, pero hacer esto únicamente es ignorar los resultados del trabajo de otros, y el hacerlo siempre puede ser una repetición inútil de lo que otros ya han hecho.

D. Tiene que adorar

El estudiar la teología no es meramente un ejercicio académico, aunque lo es. Es una experiencia que cambia, convence de culpas y errores, ensancha, reta, y finalmente lleva a una profunda reverencia para Dios. La adoración significa reconocer el valor del objeto que se adora. ¿Cómo puede algún mortal prestar su mente al estudio de Dios sin que aumente su reconocimiento de Su valor?

TEOLOGÍA BÁSICA: Sección I PROLEGÓMENOS  - Ryrie, C. C. (2003). Teología básica (pp. 16–19). Miami: Editorial Unilit.

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