LA IGLESIA EN TESALÓNICA | Piccardo & Harrison

Saber que una iglesia del primer siglo, establecida bajo una intensa persecución, en el lapso de tan sólo tres semanas, resultó ser uno de los proyectos misioneros más exitosos de la fe cristiana - evangélica. De alguna manera nos llevará a la reflexión, a nivel personal y ministerial, sobre nuestra condición presente. Y nos proveerá la motivación necesaria para seguir adelante, en la carrera de la fe, sin desmayar. ()

MARCO HISTÓRICO SOBRE LOS TESALONICENSES

Por Horacio Piccardo

I. CIUDAD DE TESALÓNICA: Tesalónica fue construida sobre el lugar donde en otro tiempo existió la ciudad llamada Thermes. El nombre se debía a los manantiales de aguas minerales calientes, que aún hoy existen en la región. Tesalónica fue fundada por Casandro, rey macedonio en el 315 a.C. Casandro la llamó así en honor a su esposa, que era hija de Filipo II rey de Macedonia y hermana de Alejandro Magno.

La ciudad creció rápidamente y cuando los romanos la conquistaron en 168 a.C. la hicieron capital de una de sus cuatro divisiones. En 146 a.C., la región se hizo provincia romana y Tesalónica se convirtió en la capital provincial.

Durante el imperio romano, Tesalónica siguió creciendo. El hecho de que por ella pasase la vía Ignacia y fuese puerto, la hacía un lugar clave comercial. Así Cicerón dijo de los tesalonicenses que ellos estaban “situados en el seno del Imperio”.

Debido a la lealtad que prestó en la segunda guerra civil en 42 a.C., poniéndose del lado de Antonio y Octavio, Tesalónica fue reconocida como “ciudad libre” (urbus líbera), por la cual los ciudadanos recibieron el derecho de poder reunirse en asamblea y de nombrar sus propios magistrados, que eran reconocidos como “las autoridades de la ciudad”. De esta manera Tesalónica tenía un carácter eminentemente griego, en comparación a su vecina Filipos, que era una colonia romana.

En los tiempos de Pablo, su población estaba formada por griegos, colonos romanos, orientales y muchos judíos. Llegó a tener 200.000 habitantes y en un momento rivalizó con Constantinopla como candidata capital del mundo.

Moralmente, Tesalónica estaba compuesta por los griegos del norte, más robustos y menos afeminados y lascivos que los del sur: Éfeso y Corinto. Desde el punto de vista religioso, perseveraba entre ellos la idolatría tradicional de los montes del Olimpo, aunque no se puede aseverar dogmáticamente con Farrar que todos habían perdido la fe práctica en ella; todavía existía la adoración de semidioses y deidades locales. Pero la idolatría era fuertemente inmoral; aparentemente importaron muchas modas de Corinto.

II. LA IGLESIA DE TESALÓNICA: La primera visita de Pablo a principios del verano del 50 se encuentra descrita en Hch. 17:1–9. Pablo, Silas y Timoteo pasaron un buen tiempo allí después de estar en Filipos11 (segundo viaje misionero) y pasar por Anfípolis y Apolonia (Hch. 17:1).

La actividad de Pablo en la ciudad de Tesalónica se resume en dos acciones:

  •      Trabajó con sus manos para proveerse alimentación (1 Ts. 2:9; 2 Ts. 3:8).

  •      Predicó el evangelio (Hch. 17:2; 1 Ts. 1:5; 2:2, 8, 11; 4:1, 2).

Por tres sábados consecutivos estuvo intentando de convencer a los judíos de las sinagogas que el Mesías del AT era Jesús. Se reportan dos expresiones: “que era necesario que padeciese, y resucitase de los muertos”, que “Jesús … es el Cristo” (Hch. 17:3), y aparentemente una tercera, en la que debe haber afirmado que “Jesús es rey” (Hch. 17:7). Algunos judíos creyeron y también algunos gentiles temerosos de Dios, como así también mujeres de posición social elevada (Hch. 17:4). Por lo que dice 1 Ts. 1:9; 2:14, probablemente se hayan convertido muchos del paganismo. Luego fueron a la casa de un tal Jasón, para seguir sus enseñanzas por unas pocas semanas más.

El éxito del ministerio de Pablo, constatado por el número de conversiones, levantó envidia y hostilidad de los judíos no creyentes, de modo que organizaron un tumulto y asaltaron la casa de Jasón, donde probablemente se alojaban. Los magistrados (lit. politarcas) recibieron informes que Pablo era un agitador mesiánico y que proclamaba otro rey distinto al emperador, por lo cual tuvo que partir.

Sus amigos lo enviaron junto con Silas a Berea y allí también trabajaron con éxito, de modo que aun los judíos de Tesalónica se enteraron, por lo cual fueron a Berea, provocaron los suficientes disturbios como para que Pablo tuviese que irse a Atenas. Es evidente que la joven iglesia fue víctima de alguna persecución activa. Pablo envió a Timoteo de regreso, y Timoteo informó que la Iglesia de Tesalónica estaba firme y proclamando el evangelio por su parte.

Las dos cartas que le envía a la iglesia de Tesalónica son muestran del amor y afecto que Pablo tenía por ellos. De hecho la fortaleza de esta iglesia fue razón para que permaneciese como baluarte del cristianismo ortodoxo por más de dos siglos.


ESTABLECIMIENTO DE LA IGLESIA EN TESALÓNICA

Por Everett Harrison

EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO llevó a Pablo y a sus compañeros, Silas, Timoteo y Lucas a territorio Europeo. Luego de permanecer brevemente en Filipos y reunir unos pocos conversos con los cuales Lucas permaneció como pastor, los misioneros continuaron hacia el occidente a lo largo de la ruta Egnacia, una famosa ruta romana que cruzaba Macedonia desde Filipos en el oriente hasta Dirrachio en el occidente, sobre el mar Adriático.

Anfipolis y más tarde Apolonia servían como lugares convenientes donde pasar la noche cuando se estaba en ruta. Pero el objetivo real era Tesalónica, un centro importante sobre la parte superior del golfo Termaico. Bautizada en honor a la hermanastra de Alejandro el Grande, esta ciudad puede haber llegado a tener quizás 200.000 habitantes en la época de Pablo. Su nombre moderno, Salónica, refleja el antiguo. Cuando Macedonia fue organizada como provincia romana en el año 146 a.C., la ciudad fue hecha sede del gobierno y fue afectuosamente llamada “la madre de toda Macedonia”. Parecería ser un lugar estratégico para establecer una iglesia (1 Ts. 1:8).

  • Bien situada para el comercio, Tesalónica atrajo una comunidad de judíos, cuya presencia Lucas hace notar por medio de su referencia a la sinagoga (Hch. 17:1). A Pablo se le concedió la oportunidad de hablar tres sábados y él siguió su procedimiento habitual para con una audiencia judía, exponiendo los anuncios proféticos del Antiguo Testamento y su cumplimiento en Jesús de Nazaret (Hch. 17:2–3; véase Hechos 13).
  • El resultado también fue típico en que los creyentes de entre los judíos fueron excedidos en número por los griegos temerosos de Dios que habían estado participando en la sinagoga debido a su apego al judaísmo. También se hace mención especial de ciertas prominentes mujeres que se convirtieron.
  • El resentimiento causado por el éxito del apóstol al atraer tan gran número de gente estalló en forma de un desorden callejero inspirado por los judíos. Al no tener éxito en ubicar a Pablo en la casa de un discípulo llamado Jasón, la multitud arrastró a este hombre ante los gobernadores de la ciudad, acusándolo de dar asilo a los misioneros, pero vociferando. aun mucho más en contra de sus huéspedes que los habían eludido.
  • La queja era que ellos estaban trastornando la sociedad doquiera que fuesen, y, más específicamente, que se oponían a los decretos del César al alegar que había otro rey, a saber, Jesús. Esto era entonces una acusación de traición. La misma probablemente procedía de la predicación de Pablo en la sinagoga, en la que predicaba que Jesús era el Mesías, el rey davídico prometido al pueblo judío. Esto era ahora distorsionado para presentarlo como una competencia política.

El reinado de Jesús cuadra bien con la verdad de su regreso, cosa que recibe prominente atención en las cartas de Pablo a esta iglesia.

Las autoridades extrajeron una promesa de Jasón y de los otros creyentes, lo que posiblemente pueda haber significado un compromiso de alejar a Pablo y a sus compañeros (cosa que sucedió inmediatamente), o una garantía general de que no se haría nada para incitar más problemas en la ciudad por medio de una predicación del tipo que había causado esta violencia. Que Jasón haya dado fianza de la permanente ausencia de Pablo en la ciudad es algo poco probable, vistos los esfuerzos del apóstol para regresar en más de una ocasión (1 Ts. 2:18).

A ciertos estudiosos les ha parecido improbable que Pablo pudiese haber reunido tantos conversos tras un período de sólo tres sábados en la sinagoga, a menos que haya cumplido un vigoroso ministerio durante la semana en el mercado. Respecto a esto Lucas no tiene nada que decir. J. B. Lightfoot llegó a la conclusión de que hubo un período de labor posterior a los tres sábados de testimonio en la sinagoga, y que esto fue un tiempo de cosecha especial entre los gentiles. El llegó a esta conclusión a partir de tres elementos presentes en la situación:

(1) el gran número de gentiles convertidos asentados por Lucas y confirmados por la correspondencia (1 Ts. 1:9);

(2) el hecho de que Pablo se dedicó a una tarea manual durante este período como si hubiese decidido quedarse allí durante cierto tiempo (2 Ts. 3:8);

(3) la información que aparece en Filipenses 4:16 de que él recibió ayuda financiera más de una vez de sus amigos mientras estaba en Tesalónica.

La tercera consideración es la más decisiva a favor de una permanencia más larga.

Fuentes:

- Piccardo, H. R. (2006). Introd. al cuerpo epistolar del NT: Tomo 1 (pp. 35–39)

- Harrison, E. F. (1980). Introd. al NT (pp. 257–259)

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