LAS CARACTERÍSTICAS DE LA TEOLOGÍA EVANGÉLICA CONSERVADORA | Pablo Hoff

Toda religión tiene su teología. Los musulmanes han desarrollado su doctrina extrayendo sus enseñanzas del libro Corán, los hindúes de sus escritos sagrados tales como las Upanishades y las Vedas. Asimismo los evangélicos conservadores tienen su teología particular. Esta difiere de la de otras divisiones del cristianismo en algunos aspectos tales como su fuente y manera de forjarla.

El teólogo contemporáneo, Millard J. Erickson, señala cinco características de la teología evangélica de la rama conservadora del cristianismo: es bíblica, sistemática, relacionada a las cuestiones de la cultura y conocimientos de la erudición, contemporánea y práctica.

1. Es bíblica en el sentido de que todas las Escrituras canónicas son la fuente principal y determinante de sus enseñanzas.

Se emplean, sin embargo, los principios de la hermenéutica (interpretación gramático-histórica) y otras herramientas de la investigación bíblica para extraer el significado exacto del texto. Por ejemplo, se interpreta un concepto bíblico considerando las palabras en su contexto y la situación histórica y cultural de la persona que habla.

Recalca la relación histórica y salvífica de Dios con su pueblo escogido, las enseñanzas de los profetas y apóstoles, y sobre todo la vida, muerte y resurrección del Dios-hombre que redimió la humanidad. Toma en serio también la revelación general en la creación (Sal. 19:1–6; Ro. 1:18–21), la providencia divina en la historia (Hch. 17:26) y los imperativos morales que se manifiestan en la conciencia humana (Ro. 2:14, 15).

Por otra parte, el teólogo evangélico conservador no extrae doctrina de las tradiciones eclesiásticas como hacen los pensadores católicos. No se encuentran sus conceptos en la especulación, las ideas y la razón humana, aunque se emplea la razón para explicar, desarrollar y defender la verdad bíblica. El gran teólogo del siglo diecinueve, Charles Hodge, observa que sistemas enteros de teología se basan en intuiciones humanas. «Si cada hombre tuviera libertad de exaltar sus propias intuiciones, como suelen llamar sus convicciones fuertes, tendríamos tantas teologías en el mundo como hayan pensadores».

Los conservadores siempre sostienen que las Sagradas Escrituras son la infalible norma de doctrina y práctica. La tarea del teólogo es, pues, descubrir piadosamente las enseñanzas bíblicas y exponerlas en una forma lógica y organizada. No tiene la libertad de añadir, restar, cambiar o criticarlas. Siempre debe someterse a la autoridad de las Escrituras buscando en oración la iluminación del Espíritu Santo (1 Jn. 2:20; 1 Co. 2:9–16).

2. La teología evangélica es sistemática.

Puesto que la Biblia no presenta sus enseñanzas de una manera organizada y sistemática, la labor del teólogo conservador es extraerlas de las varias partes de la Biblia, analizarlas, describirlas y organizarlas en forma lógica y sistemática. No aísla un texto del otro para formular una doctrina sino procura relacionar las nociones bíblicas, la una con la otra a fin de presentar una enseñanza armoniosa y completa. Para el evangélico conservador, la teología consiste principalmente en un sumario ordenado de la doctrina cristiana; es un compendio de los temas de la Biblia.

3. La teología se relaciona con las cuestiones de la cultura general y los conocimientos seculares.

Por ejemplo, intenta evaluar a la luz de la Biblia los descubrimientos y teorías de la ciencia referente al origen del universo y del hombre. (La una arroja luz sobre la otra, y el teólogo busca la relación entre ellas.) También, la teología trata de relacionar el punto de vista del hombre con el de la sicología moderna, y la providencia con la historia secular.

4. La teología evangélica debe incluir temas actuales y expresarse en términos contemporáneos, es decir, en el lenguaje y conceptos de su época.

Aunque las verdades de la palabra divina son inmutables y válidas para todas las edades, es necesario reformar la doctrina en cada generación. Primero porque el lenguaje y formas culturales cambian y es preciso revestir la verdad divina de ropa contemporánea para que sea inteligible. En segundo lugar, porque continuamente surgen nuevas cuestiones y problemas en la iglesia y estos requieren nuevas formulaciones. El teólogo debe hacer hincapié en los asuntos candentes de su época, sin pasar por alto las verdades permanentes de la teología. Por lo tanto, hace falta interpretar el texto bíblico y reaplicar la teología a la situación actual.

Esto no quiere decir que el teólogo tiene la libertad de acomodar las verdades eternas al clima de incredulidad moderna referente a lo sobrenatural, o cambiar las verdades bíblicas para que la teología sea aceptable a su generación. Se ve esto en la teología de Rodolfo Bultman, el cual «desmitologizó» el Nuevo Testamento y reinterpretó su mensaje en términos existenciales. En el proceso mutiló tan radicalmente el evangelio que la doctrina resultante queda sin poder para salvar la humanidad. Tampoco quiere decir que debe comprometerse tanto con los actuales problemas o cuestiones de hoy, que descuida de su mensaje permanente y significativo como es el caso de la teología de la liberación.

5. La teología evangélica debe ser práctica, o sea aplicable a la vida y los problemas humanos.

En la edad media, la teología a menudo se degeneraba en discusiones estériles. A muchos de los escolásticos, les interesaba más el armonizar la teología con la filosofía de Platón o Aristóteles que elaborarla en forma práctica. En la época de Kierkegaard, la teología protestante llegó a ser «doctrina muerta», algo que no tenía nada que ver con la vida cristiana. Hoy en día, hay algunos teólogos que se esfuerzan en forjar teología que es más intelectualmente estimulante que espiritualmente edificante.

La teología evangélica no debe ser mera teoría abstracta.

Como la profecía fue dada «para edificación, exhortación y consolación» (1 Co. 14:3), así la teología debe proporcionar el fundamento para solucionar los grandes problemas de la humanidad, ennoblecer al hombre, estimularlo a buenas obras y fortalecerlo en los momentos difíciles y angustiosos. Debemos formular la verdad de Dios de tal manera que los creyentes sean instruidos en la fe y estimulados a poner en práctica la doctrina de Cristo.

La teología evangélica no solo nos muestra cómo comportarnos, sino también nos inspira a vivir rectamente; no solo proporciona la norma sana de conducta sino también nos motiva a cumplirla. Erickson nos advierte, por otra parte, que la teología no debe preocuparse primordialmente de sus dimensiones prácticas. El efecto práctico o aplicación de una doctrina es el resultado de la veracidad de la enseñanza, y no al revés.


Hoff, P. (2005). Teología evangélica: Tomo 1/Tomo 2 (pp. 20–23).

Entradas populares de este blog

PABLO, SILVANO Y TIMOTEO | 1 Tesalonicenses 1:1 | David Burt

DEVOCIONAL: Hambre de Dios | Jeremías 29:12–13 | Christopher Shaw

DEVOCIONAL: Falta de conocimiento | Oseas 4:6 | Christopher Shaw

DEVOCIONAL: La paja en el ojo ajeno | Mateo 7:3–4 | Christopher Shaw

EL PANTEÍSMO | Desmitificando a Dios | Jonatán Córdova