
CURSO: INTERPRETACIÓN BÍBLICA
Capítulo 2: El “Círculo Hermenéutico”.
Cuando nos preguntamos por el significado de un texto, así como cuando nos preguntamos por la esencia del mundo, de la naturaleza, de nosotros mismos, o de lo que sea, nos estamos preguntando, de una manera circular e inconsciente, por nosotros mismos y por nuestra capacidad de comprensión, es decir, por nuestra “precomprensión”.
Esa precomprensión, en la que estamos todos inmersos, tiene al menos tres elementos constitutivos, a saber:
1. Comprendemos todas las cosas dentro de nuestro mundo de comprensión. Todo lo que podemos comprender cae necesariamente dentro de “nuestro” mundo, o permanece incomprendido. Si alguien me escribe una carta en idioma coreano no puedo entenderla. ¿Por qué? ¿Acaso la carta está mal escrita? No, simplemente no puedo entenderla porque el idioma coreano no cae dentro de mi “mundo” de comprensión. Ahora bien, si yo me dedicara a estudiar el coreano, poco a poco, a medida que las estructuras de ese idioma entrasen en mi mundo de comprensión, aquella carta comenzaría a tener sentido para mí.
2. Además, comprendemos todas las cosas dentro de una determinada perspectiva. Aún dentro de nuestro “mundo” de comprensión sufrimos de una nueva relatividad porque sólo podemos ver las cosas desde un sólo punto de vista a la vez. Podemos elegir el punto de mira desde donde interpretar la realidad, pero lo que no podemos elegir es tener todos los puntos de mira a la vez, o no tener ningún punto de mira. Puedo mirar un monumento que está en una bocacalle, desde una calle o desde la otra, puedo elegir ubicarme hacia el sur, o hacia el norte. Puedo elegir mi puesto de mira, pero lo que no puedo hacer es mirarlo desde las dos calles a la vez, o pretender verlo sin estar mirándolo desde alguna de ellas.
3. Por último, comprendemos todas las cosas dentro de nuestras categorías de pensamiento. Todos tenemos cierta conceptualización de las cosas que hemos hecho a lo largo de múltiples experiencias de la vida que no pueden ser desandadas. Hemos aprendido a pensar así. Es imposible abandonar nuestro modo de pensar, al cual estamos irremediablemente cautivos. Si hemos creído hasta ahora que el tiempo transcurre en forma lineal hacia el futuro, será muy difícil entender aquellos textos que han sido escritos con otra categorización del tiempo, como por ejemplo, la circular, que era predominante en el modo griego de pensar el tiempo, y que es muy evidente en el libro bíblico del Eclesiastés.
De modo que cada uno de nosotros interpretamos las cosas, y los textos que leemos también, a partir de nuestro propio “mundo”, de nuestra propia perspectiva y de nuestra propia manera de comprender las cosas. Esto es lo que se ha dado en llamar “círculo hermenéutico”.
Comprendemos las cosas a partir de nuestra precomprensión. Lo comprendido enriquece nuestra precomprensión, de modo que ahora podemos comprender más y mejor, lo cual a su vez enriquece aún más nuestra precomprensión, y así… en un círculo virtuoso y ascendente sin final que, justamente por eso, ha sido llamado por algunos “espiral hermenéutico.”
CONCLUSIÓN: Hoy como nunca está bien claro que todos los mortales, sabios e incultos, extranjeros y nacionales, blancos y negros, mujeres y varones, judíos y griegos, inevitablemente, todos estamos metidos sin quererlo ni pedirlo en ese círculo hermenéutico desde el cual y dentro del cual se ilumina y se recorta todo lo que podemos entender o expresar. Desde nuestro “mundo”, desde nuestra perspectiva y desde nuestros conceptos interpretamos el mundo, la vida, la historia, el destino, y también, a qué negarlo, la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios está inmersa, junto con todo lo demás que deba ser interpretado por cada ser humano, en este círculo hermenéutico. Este hecho no debe ser calificado como negativo o positivo, deseable o indeseable, bueno o malo. Es un hecho actual y real, un dato de la realidad que es conveniente incorporar en nuestro acervo cultural. Por eso no es necesario ni hay que intentar substraerse a la realidad de nuestra precomprensión subjetiva. Muy por el contrario, hay que meterse bien dentro del “círculo hermenéutico” y hacerlo girar. Cuanto más se mueva, más y mejor comprenderemos.
Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & EMH