La Revelación General 2 | Charles Ryrie | Teología Básica.
CURSO: TEOLOGÍA BÍBLICA
Sección 2: El Dios Vivo y Verdadero.
En la lección anterior analizamos la primera vía de la revelación general: “Por medio de la creación”. Ahora vamos a ver tres vías más: La organización, el hombre y el ser. Y además veremos el contenido de revelación general y su valor.
Capítulo 6: La Revelación General (2).
B. La Revelación por medio de la organización.
1. AFIRMACIÓN: El propósito, el orden, el diseño que observamos en el mundo, exige que haya habido un diseñador. La presentación más popular de este argumento teleológico se encontró en Natural Theology de William Paley (1802) que incluye su ilustración de que la organización de un reloj demanda la existencia de un relojero. De igual manera, la organización del mundo requiere de alguien que lo planeara.
2. DESARROLLO: Para ser más efectivo, el argumento teleológico debe enfocarse en los aspectos más amplios del diseño en la naturaleza, más bien que en los detalles. Para usar una de las ilustraciones de Buswell (A Systematic Theology of the Christian Religion), el hecho de que no haya dos copos de nieve iguales es mucho menos probatorio del propósito y diseño de Dios para el mundo, que el lugar importante que ocupa la nieve en el ciclo de las estaciones y la provisión de humedad para la tierra.
Además, algunas de las especies en la naturaleza no tienen sentido para nosotros, muchas veces a causa de la obra del mal. Pero el cuadro general es de orden y diseño. La acción fortuita nunca hubiera podido producir la organización tan completa que observamos en el mundo.
3. ESCRITURA: El Salmo 19:2 declara que el mundo es evidencia del conocimiento del Creador. Cuando las personas de Listra estaban a punto de ofrecerles sacrificios a Pablo y Bernabé, porque creían que ellos dos eran dioses, Pablo los restringió usando este argumento teleológico de la existencia del Dios verdadero (Hechos 14:15–18).
El mundo presenta el ciclo de las estaciones y el regalo de la lluvia para darle a la humanidad comida y alegría. Pablo dijo que este orden en la naturaleza sirve de testimonio a la existencia del Dios viviente y verdadero.
C. La revelación por medio del hombre.
1. AFIRMACIÓN: ¿Cómo se puede explicar que el hombre, un ser moral, inteligente, y viviente pudiera existir aparte de un Dios moral, inteligente, y viviente?
2. DESARROLLO: Este argumento llamado antropológico, de la existencia de Dios, algunas veces se divide en varias maneras. Buswell, por ejemplo, separa el argumento antropológico (Dios crea el hombre a Su imagen) y el argumento moral (cómo originaron las ideas del bien y del mal) divide este argumento básico en cuatro partes: el argumento moral, la presencia de la mente, la personalidad total (es decir, el alma), y la conciencia religiosa. Estas divisiones, a mi parecer, son solamente aspectos del argumento básico antropológico, puesto que todos tienen que ver con el hombre. Así que, cualquiera que sea la faceta del ser o la experiencia del hombre que se enfatice, sigue siendo un aspecto del hombre y pertenece propiamente al argumento antropológico.
Las varias facetas del hombre y todas ellas juntas exigen alguna explicación en cuanto a su origen, y abogan a favor de la existencia de un ser moral, inteligente y viviente que pudiera haber producido al hombre. Las fuerzas materiales, inanimadas o inconscientes difícilmente pudieran haber producido al hombre. La evolución no puede producir el alma, la conciencia o los instintos religiosos. Los ídolos sin vida no generan seres vivientes.
3. ESCRITURA: El salmista declaró: “El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?” (Salmo 94:9). En otras palabras, una criatura viviente e inteligente aboga a favor de un Creador viviente e inteligente.
En el Areópago Pablo empleó el mismo razonamiento. Argumentó que si somos la prole de Dios, entonces Dios no puede ser como un ídolo de oro o de plata que la prole misma formó (Hechos 17:28–29). Él, como Su prole, tiene que ser viviente e inteligente.
D. La Revelación por Medio del Ser.
El argumento ontológico (es decir, el argumento basado en el estudio del “ser”) se ha presentado en varias formas por Anselmo, Descartes, y otros, y ha sido aceptado por algunos (Hegel) y rechazado por otros (Kant).
1. AFIRMACIÓN: El argumento se desarrolla así: (a) tenemos una idea de un Ser Más Perfecto; (b) la idea de un Ser Más Perfecto incluye la existencia, ya que un Ser, de otra manera perfecto, que no existiera no sería tan perfecto como un Ser que sí existiera; (e) por lo tanto, puesto que la idea de la existencia se haya implicada en la idea del Ser Más Perfecto, ese Ser Más Perfecto tiene que existir.
2. DISCUSIÓN: Mientras que el argumento es deductivo, hay en él un aspecto inductivo. ¿De dónde proviene la idea de Dios? No todas las ideas que tienen las personas corresponden a una realidad ontológica. Pero las ideas sí tienen causas y se les tiene que dar consideración. La idea de un hada de dientes existe pero no comprueba la realidad de un hada de dientes. No obstante, se puede considerar la idea. En forma similar existe la idea de Dios. ¿Cómo se puede considerar esta idea? Este es el aspecto inductivo del argumento. Y lo esencial es que la información no teísta no puede explicar esta idea.
III. EL CONTENIDO DE LA REVELACIÓN GENERAL
Los pasajes bíblicos pertinentes nos declaran autorizadamente lo que se puede aprender de la revelación general. Esto no es decir que todo el mundo comprenderá todas o algunas de estas cosas, pero éstas son las que Dios ha comunicado por medio de las varias vías de la revelación general:
- Su gloria (Salmo 19:1)
- Su poder de obrar en la creación del universo (v. 1)
- Su supremacía (Romanos 1:20)
- Su naturaleza divina (v. 20)
- Su control providencial de la naturaleza (Hechos 14:17)
- Su bondad (Mateo 5:45)
- Su inteligencia (Hechos 17:29)
- Su existencia viviente (v. 28)Dos pasajes clave de la Escritura enseñan que la creación es una vía de revelación.
IV. EL VALOR DE LA REVELACIÓN GENERAL
En determinar el valor de la revelación general la gente corre el riesgo de sobrestimarlo o subestimarlo. Algunos dan la impresión, a lo menos, de que lo revelado por medio de la revelación general demuestra la existencia del Dios verdadero de la Biblia. Esto parece sobrestimar su valor. Otros no le atribuyen valor alguno, pero esto es incorrecto, ya que la Biblia sí refleja el uso de estos argumentos. ¿Cuál, pues, es su propio valor?
A. Exhibir la gracia de Dios: Que Dios no retirará Su gracia después de la primera rebelión o de cualquier otra subsecuente, es en sí mismo gracia. Que no cesará de comunicarse con la humanidad después que ésta se apartó de Él, es una gran maravilla. Que continuará proveyendo los medios a través de la revelación general por los cuales las personas pueden conocer algo acerca del Dios verdadero, exhibe Su gracia continua. Algunos son afectados positivamente y muestran evidencia de moralidad y a menudo buscan más verdad.
B. Dar apoyo al concepto del teísmo: Es una exageración decir que estos argumentos de la existencia de Dios demuestran que el Dios de la Biblia existe. Aunque algunas verdades tocantes a Dios se revelan por medio de la revelación general, muchas cosas importantes nunca serán reveladas por ese medio. Pero los interrogantes que provoca la revelación general y las respuestas que aporta, respaldan los alegatos del teísmo en contra de, digamos, el ateísmo, el agnosticismo, o la teoría de la evolución.
C. Condenar justamente a los que la rechazan: Estas líneas de evidencia colocan a los hombres y las mujeres no regenerados bajo la responsabilidad de dar alguna respuesta. La intención de Dios es que las personas puedan ver que una explicación mecánica, atea, irracional no es adecuada para dar razón por un mundo sumamente armonioso y los varios aspectos del hombre. La humanidad debe responder, reconociendo que detrás de todo tiene que existir un Ser viviente, poderoso, inteligente, sobrehumano.
Si los hombres no hacen ese reconocimiento mínimo pero crucial, sino que en vez de ello se desvían y ofrecen alguna otra explicación, entonces Dios es justo si los rechaza y no les ofrece más verdad. El rechazo de lo que se revela en la revelación general sea suficiente para condenar justamente. Pero esto no implica que la aceptación de la revelación general es suficiente para efectuar la salvación eterna. No lo es, simplemente porque no incluye la revelación de la muerte redentora del Hijo de Dios.
Si lo que he dicho parece erigir un criterio doble, que así sea. No hay nada inherentemente malo en que existan dos criterios mientras que los dos sean justos. Y en este caso los dos lo son. No sería justo que la revelación general salvara si Dios proveyó un Cordero antes de la fundación del mundo para ser inmolado por el pecado. El dar la salvación aparte del Cordero sería una provisión injusta. Pero el no condenar a los que rechazan, en cualquier punto de su peregrinaje de rechazo, también sería injusto para un Dios santo. Así que el rechazo de las verdades de la revelación general trae condenación justa en cualquiera y en todas las ocasiones en que se rechace.
ILUSTRACIÓN: Si un estudiante preocupado va a donde está su compañero de estudios que necesita mil dólares para el pago de su cuota de enseñanza, y con un interés genuino caracterizado por el amor le ofrece diez dólares (lo cual es todo lo que él tiene); y si su billete de diez dólares es tirado despreciativamente al piso con un burlón “¿De qué ayuda me será ese poquito?”, ¿qué obligación tiene el estudiante de proveer ayuda adicional a su compañero de estudios? Si de pronto él pudiera contribuir con los mil dólares, ¿lo acusaría alguien de injusticia si él se lo diera a otro estudiante necesitado? Aceptar un regalo de diez dólares no “salvará” a la persona que necesita mil; pero el rechazarlo la condenará. No debemos olvidar que la mayoría de las personas que han vivido han rechazado la revelación de Dios dada por medio de la naturaleza, y la han rechazado con desdén y con la substitución deliberada de sus propios dioses. Ellos se han condenado a sí mismos, y cuando Dios los rechaza, lo hace justamente. (Romanos 1:19-25).
Ryrie, C. C. Teología básica (pp. 34–38).
TEOLOGÍA BÁSICA: Sección 2 El Dios Vivo y Verdadero Ryrie, C. C. (2003). Teología básica (pp. 12–15). Miami: Editorial Unilit.