TEOLOGÍA I: ATRIBUTOS RELACIONADOS CON LA SANTIDAD | JAMES LEO GARRET


ATRIBUTOS RELACIONADOS CON LA SANTIDAD

Prosiguiendo con nuestro estudio del Dios santo, es apropiado que investiguemos los atributos de Dios que pueden agruparse en torno a su santidad. Aunque cada uno de estos atributos tiene un significado particular y no ha de fusionarse con los demás, en conjunto pueden conectarse y correlacionarse con la verdad de que Dios es santo. Los atributos que hemos de considerar son la eternidad de Dios, su inmutabilidad, su sabiduría, su poder, sus celos-enojo-ira y su gloria.

I. LA ETERNIDAD DE DIOS

A. MATERIALES BIBLICOS

En el Antiguo Testamento la palabra hebrea ‘olam se usa para denotar la perpetuidad de Yahvé, y en el Nuevo Testamento el vocablo griego aionios refleja la idea de la eternidad de Dios. Según el salmista: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios” (Sal. 90:2). Ciertamente, “tú eres el mismo, y tus años no se acabarán” (Sal. 102:27). En el libro de Isaías, se afirmó la divinidad exclusiva de Yahvé de tal manera que también está implícita su eternidad (43:10c; 44:6b). Habacuc formuló la pregunta: “¿Acaso no eres tú desde el principio, oh Jehovah, Dios mío y Santo mío? ¡No moriremos!” (1:12a). En el Nuevo Testamento, “el Rey de reyes y Señor de señores” es “el único que tiene inmortalidad”, y ha de atribuírsele “el dominio eterno” (1 Tim. 6:15b, 16). Al “único Dios” han de adjudicarle “la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad desde antes de todos los siglos, ahora y por todos los siglos” (Jud. 25). Una fórmula triádica similar se encuentra en Apocalipsis 1:8: “ ‘Yo soy el Alfa y la Omega’, dice el Señor Dios, ‘el que es, y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.’ ”

B. INTERPRETACION TEOLOGICA

1. Según la Biblia, Dios está consciente del orden temporal y vitalmente vinculado a él. 

El Dios eterno no está divorciado del mundo temporal y espacial. Esto significa que el concepto bíblico de la eternidad de Dios no es idéntico a la intemporalidad platónica y a la negación del tiempo, o al tiempo como “la sombra de lo eterno”.2 Significa asimismo que el concepto bíblico del tiempo no ha de identificarse necesariamente con el concepto de Soren Kierkegaard de la distinción infinita cualitativa entre la eternidad y el tiempo. Dios tras-ciende el tiempo y no está limitado por él, pero se relaciona al orden temporal en la creación y se preocupa por la subsistencia y la redención del mundo. En Jesucristo, Dios “tomó el tiempo y lo hizo suyo… [y] pudo hacerse tempo-ral”. “Pues, entre las antiguas tradiciones, solamente el movimiento hebreo-cristiano le asignó un papel importante al tiempo, sin hacer del tiempo la explicación última o el fundamento del universo, y sin colocar a Dios en el tiempo”.4

2. El concepto bíblico del Dios eterno, juntamente con el papel de Dios como creador, lleva a la conclusión de que el tiempo fue creado por Dios. 

La visión de Orígenes era contraria a esta conclusión, pues sostenía que el tiempo es la consecuencia de la caída de seres espirituales eternamente preexistentes. La generalidad de los pensadores cristianos, sin embargo, no siguió a Orígenes en este punto, sino a Agustín de Hipona, quien escribió:

Juntamente con el movimiento de las criaturas, el tiempo comenzó su recorrido. Es inútil buscar al tiempo antes de la creación, como si el tiempo pudiera encontrarse antes del tiempo… Por consiguiente, deberíamos decir que el tiempo se inició con la creación y no que la creación comenzó con el tiempo. Pero ambos son de Dios.

3. El concepto de Dios entendido como eterno significa que Dios fue antes de que existiera el tiempo y será después que éste cese. 

Este fue el testimonio del salmista (90:2). Según Pablo, Dios “predestinó” su sabiduría “antes de los siglos” (1 Cor. 2:7) y “nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo” (Ef. 1:4). Por otra parte, Dios continuará después que el Hijo le haya entregado el reino (1 Cor. 15:28). “Porque de él y por medio de él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos” (Rom. 11:36). Es muy apropiada la definición de la eternidad postulada por Anicio Manlio Severino Boecio (c. 480–524), un filósofo cristiano de la antiguedad: “La eternidad es la posesión completa, simultánea y perfecta de la vida interminable.” Karl Barth puso énfasis en el aspecto de la simultaneidad:

El ser es eterno en cuya duración el principio, la sucesión y el final no son tres sino uno, no estando separados como primera, segunda y tercera ocasión, sino siendo una ocasión simultánea que comprende comienzo, medio y final. La eternidad es la simultaneidad del principio, el medio y el final, y en ese sentido es pura duración… La eternidad es justamente la duración que le falta al tiempo…

Sin embargo, puede preguntarse si el concepto de la eternidad entendido como el “tiempo extendido infinitamente” es adecuado y si realmente se ajusta a la concepción bíblica de la eternidad. Oscar Cullmann aseveró que la visión lineal del tiempo y de la eternidad se ajusta al concepto bíblico, pero John Marsh (1904–) lo negó, subrayando que en la Biblia la eternidad es “cualitativamente diferente al tiempo” porque en la encarnación lo eterno ha entrado a la historia, haciendo que sea imposible que se conciba a la eternidad como lineal o sucesiva.10 Carl Henry halló que tanto Cullman como Marsh habían negado la verdadera base ontológica de la eternidad de Dios, mientras que según James Barr, Cullmann y Marsh alteraron el material bíblico, el primero con respecto al tiempo y a la eternidad y el segundo en lo que al tiempo se refiere.12 Millard Erickson ha conectado la eternidad con la voluntad de Dios:

Hay un orden sucesivo en todos los actos de Dios y hay un orden lógico en sus decisiones, y sin embargo su voluntad no se ajusta al orden temporal. Su deliberación y su voluntad no toman tiempo. Desde toda la eternidad ha determinado lo que ahora está haciendo.

II. LA INMUTABILIDAD DE DIOS

Los teólogos cristianos han identificado este atributo de Dios usando diversos términos. Karl Barth habló de la Beständigkeit de Dios, que puede traducirse como “constancia”, y Millard Erickson adoptó este último vocablo.15 Adrio König prefirió la palabra “fidelidad” y E. Y. Mullins la “inmutabilidad” de Dios.

A.  MATERIALES BIBLICOS

En el segundo oráculo de Balaam se encuentran una afirmación y una pregunta: “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no lo hará? Habló, ¿y no lo cumplirá?” (Núm. 23:19). Según el salmista: “El consejo de Jehovah permanecerá para siempre, y los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (Sal. 33:11). En contraposición a los cielos y la tierra, “tú eres el mismo, y tus años no se acabarán” (102:27). En el contexto de un castigo que se pospone y un llamado al arrepentimiento, Malaquías registra las palabras: “¡Porque yo, Jehovah, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos!” (3:6). La epístola a los Hebreos dice que Dios les demuestra a “los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo” (6:17). Según Santiago: “Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación” (1:17).

B. INTERPRETACION TEOLOGICA

1. La inmutabilidad de Dios es consistente con los antropomorfismos bíblicos, aunque se objeta que los antropomorfismos muestran que Dios sí cambia. 

Algunos ejemplos son las afirmaciones según las cuales “Jehovah se arrepintió” de algo: de haber instituido a Saúl como rey de Israel (1 Sam. 15:11); de la destrucción por langostas y por fuego (Amós 7:3, 6); de la calamidad si la nación se arrepintiese de su maldad (Jer. 18:8); de la caída de Jerusalén en poder de los babilionios (Jer. 42:10); del inminente castigo de los ninivitas (Jon. 3:9). Acaso estos textos —se ha preguntado— ¿no hacen imposible aducir que el Antiguo Testamento enseñe la inmutabilidad de Dios? La respuesta es negativa, pues estos textos ejemplifican más bien la verdad de que Dios “reacciona” a las cambiantes actitudes y acciones de los seres humanos. “El comportamiento de Dios cambia según la conducta de los hombres. Justamente por esta razón es el Dios viviente, en contraposición a la divinidad del pensamiento abstracto.” Por cierto, Dios “ha cambiado” y “sigue cambiando” en la creación, en la encarnación, en la reconciliación y respondiendo a las peticiones e intercesiones. Por eso, Adrio König ha escrito que la encarnación fue un “cambio humillante” en Dios.

2. La inmutabilidad de Dios no debe igualarse con la inmovilidad.

 E. Y. Mullins advirtió que la inmutabilidad, cuando se la atribuye a Dios, no debe interpretarse como “inmovilidad”. König ha advertido que no se trata de una “inmutabilidad metafísica”.21 Dios tiene la libertad de iniciar nuevas acciones; en este sentido Dios “cambia”.

3. Por otra parte, la inmutabilidad es negada por la filosofía del proceso y por las teologías que se basan en ella.

 A. N. Whitehead, con su visión “organísmica” de un universo concebido como proceso, veía a Dios como “el Principio de la concreción en la Creatividad” que se responsabiliza de “la selección de objetos eternos que ingresan al proceso como metas subjetivas”, y de “limitar la multiplicidad de los posibles mundos al mundo que se actualiza por medio del proceso de llegar a ser”. Dios es “el primer emergente de la Creatividad” pero no es el Creador. “Dios tiene tanto un polo mental como un polo físico.” “El llegar al ser del mundo es, por tanto, al mismo tiempo el llegar a ser de Dios.” “Por cierto, el mundo crea a Dios tanto como Dios crea al mundo. Dios y el mundo son mutuamente necesarios.” En el pensamiento de Whitehead, Dios se identifica tan enteramente con el proceso de llegar a ser, que se borra el carácter y la naturaleza del Dios fiel. Charles Hartshorne adoptó el panenteísmo, sosteniendo que Dios es pero también que llega a ser. Según Eric C. Rust, en la medida en que Hartshorne ha considerado a Dios como “cambiante en su esencia pero permanentemente superándose a medida que avanza en su experiencia” puede haber retenido algo del concepto bíblico de Dios. Pero no queda absolutamente claro si para Hartshorne Dios es el Creador y Señor libre y soberano. Donald C. Bloesch lo duda, citando como evidencia la definición de Dios como “el totalmente relativo” propuesta por Hartshorne.

4. La inmutabilidad de Dios significa que el carácter fundamental de Dios y su propósito integral permanecen o persisten sin alterarse o desviarse. 

Emil Brunner comentó al respecto: “Un Dios que cambia constantemente no es un Dios que podamos adorar, sino un ser mitológico al que solamente le podemos tener lástima.” Henrikus Berkhof escribió acerca de “la cambiante fidelidad” de Dios.26 König ha relacionado de modo paradójico la inmutabilidad de Dios con su forma de tomar decisiones:

La fidelidad de Dios no es algo automático. Como Dios viviente decide cómo y dónde cumplirá sus promesas, pero no arbitrariamente. Existe un modelo fijo. Esto puede verse, como un ejemplo entre muchos, en Jeremías 18:7–10. Esta es la inmutabilidad de Dios: que siempre, sin excepción, cambia de esta manera.





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