TEOLOGÍA I: EL DIOS SANTO | JAMES LEO GARRET

  

EL DIOS SANTO

En nuestra discusión sobre los diversos modelos que existen para clasificar los atributos divinos, tratamos de establecer claramente que el método que ha de emplearse para ordenar e interpretar estos atributos es sumamente importante. De hecho, el método puede afectar el contenido de los atributos. En el siguiente tratamiento de los atributos, la santidad, en la que se pone mucho énfasis en el Antiguo Testamento, y el amor, que es tan central para el Nuevo Testamento, constituirán los centros organizativos. En torno a ambos se agruparán otros atributos emparentados con ellos, y la justicia servirá de “puente” entre la santidad y el amor. Dedicaremos una atención especial a los atributos específicamente mencionados en la Biblia.

I. EL USO Y LOS SIGNIFICADOS DEL TERMINO “SANTO” EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

A. EL TERMINO Y SU ETIMOLOGIA

El verbo hebreo qadash conjugado en la forma qal significa “ser santo” y en las formas piel y hifil “hacer santo, santificar, consagrar o dedicar”. El adjetivo hebreo qadosh significa “santo” y como sustantivo significa “el santo”. El sustantivo hebreo qodesh significa “cosa santa” o “santidad”. Esta familia de palabras se usa en el Antiguo Testamento para transmitir el concepto de que Dios es verdaderamente santo.
El significado más antiguo u original de qadash y sus derivados probablemente se haya perdido. Se cree que la palabra tenía un significado físico o no religioso en el hebreo y otras lenguas semíticas. Sin embargo, los únicos ejemplos sobrevivientes de su uso son de naturaleza religiosa. Los estudiosos del Antiguo Testamento han sugerido frecuentemente que la idea básica de qadash era “cortar, separar” y por lo tanto “enaltecer”.

B. LA SANTIDAD ENTENDIDA COMO SEPARACION O TRASCENDENCIA

Ya en las menciones más antiguas del Antiguo Testamento, los términos “santo” y “santidad” parecen haber denotado la idea de separación o trascendencia. La santidad significaba lo que era singular, distintivo y trascendentalmente distinto a la humanidad. El énfasis sobre el Dios santo ayudó a evitar que los autores del Antiguo Testamento cayeran en el panteísmo o el inmanentismo. Pero no debemos interpretar el concepto veterotestamentario de la santidad divina meramente en el sentido negativo de estar “separado de”; también debe tomarse en cuenta el sentido positivo del estar “separado para”. “Dios está separado y es distinto porque es Dios.” El Santo es el “enteramente otro”.

C. LA SANTIDAD COMO SINONIMO DE LA DEIDAD

El término “santo” y sus derivados se usaban como sinónimos de la deidad en el Antiguo Testamento y también en las religiones paganas. En este caso, “santo” no indica un atributo o una característica particular de la deidad sino el hecho o el ser esencial de la divinidad.
1. En el libro de Isaías el término “el Santo de Israel”, referido al Dios de Israel, aparece 27 veces. Trece de las menciones están en los caps. 1–39, 12 en los caps. 40–55 y dos en los caps. 56–66. El término “el Santo de Israel” se usa en el Salmo 89:18 y la expresión “el Santo en medio de ti” en Oseas 11:9.
2. Otra indicación que la santidad en el pensamiento hebreo puede ser un sinónimo de la deidad se puede ver al comparar Amós 6:8: “El Señor Jehovah ha jurado por su alma” con Amós 4:2: “El Señor Jehovah juró por su santidad”. También Oseas 11:9 es pertinente a esta utilización: “… porque soy Dios, y no hombre. Yo soy el Santo en medio de ti”.
3. En el libro de Daniel se usa la expresión “espíritu de los dioses santos” (4:8, 9; 5:11) y en una inscripción fenicia se encuentra la frase “dioses santos”.

D.LA SANTIDAD APLICADA A LOS SERES HUMANOS, LOS LUGARES Y LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS

En un sentido secundario o derivado la santidad llegó a aplicarse a ciertos seres humanos, lugares o instituciones conectados con la fe de los israelitas. Estos se llamaban “santos” porque estaban dedicados a Yavé, el Dios de Israel. La nación de Israel era “santa” (Exo. 19:6; Deut. 7:6), y el sábado era un día “santo” (Exo. 10:8–11; 31:14, 15). También eran “santos” el tabernáculo (Exo. 40:9), el lugar santo y el lugar santísimo del tabernáculo (Exo. 26:33), los sacerdotes (Lev. 21:6), sus vestiduras (Exo 28:2, 4) y el aceite de la unción (Exo. 30:25). De igual manera el diezmo (Lev. 27:30, 32), los utensilios que estaban en el tabernáculo (1 Rey. 8:4) y el arca del testimonio (2 Crón. 35:3) se denominaban “santos”. Lo mismo se decía de Jerusalén (Isa. 52:1; 66:20; Neh. 11:1), del monte de Sion (Sal. 2:6), del templo (Sal. 11:4; 65:4; 79:1), del pacto (Dan. 11:28, 30) y de los ángeles (Job 5:1; Sal. 89:5, 7).
Este uso derivado no conllevaba una connotación moral o ética con respecto a las personas de las cuales se decía que eran “santas”. Hay por lo menos tres evidencias que afianzan tal afirmación: En primer lugar, la aplicación del término “santo” a las cosas impersonales era en sí una indicación de que la palabra no tenía necesariamente un sentido moral o ético. En segundo lugar, el término se aplicaba a las deidades paganas, a las cuales sus devotos no atribuían altas cualidades éticas. En tercer lugar, el hecho de que un término de la misma raíz hebrea se usara para aludir a las prostitutas del templo y a los sodomitas es una prueba importante de que el uso aplicado o secundario del vocablo santidad no conllevaba un significado básico moral o ético.

E. LA SANTIDAD Y LA PUREZA CEREMONIAL

En el Antiguo Testamento lo “santo” se contrastaba con lo “profano” (halil), una palabra derivada del verbo halal, que significa “desecrar, quitar santidad”. Así, la limpieza o pureza llegó a asociarse con la santidad, sin llegar a ser sinónimas. Lo “profano” y lo “impuro” no podía tornarse santo. Pero la pureza es “solamente una condición de posibilidad de la santidad, no la santidad misma”.

F. LA SANTIDAD ENTENDIDA COMO RECHAZO DIVINO AL PECADO HUMANO

En Isaías 6, la visión que tiene Isaías de Yahvé como “santo” involucra el claro reconocimiento del profeta de su propia impureza religioso-moral, de la impureza del pueblo de Judá, del perdón otorgado por Yahvé y de su propio llamamiento profético. En este pasaje, la santidad se contrapone directamente al pecado y al mal; es más que la trascendencia o que un sinónimo de la deidad. Los “pensamientos” y “caminos” del “Santo de Israel” se mueven en un plano muy superior al de los “pensamientos” y “caminos” de los seres humanos (Isa. 55:5, 8, 9). “Pero Jehova de los Ejércitos será exaltado en el juicio; el Dios santo será reconocido como santo por su justicia” (Isa. 5:16). 

II. EL USO Y LOS SIGNIFICADOS DEL TERMINO “SANTO” EN EL NUEVO TESTAMENTO

En el Nuevo Testamento encontramos el adjetivo ágios, que significa “santo”, el verbo agiázo, “hacer santo, santificar” y el sustantivo agiosúne, “santidad”. Esta familia semántica, sin embargo, no se usa tan frecuentemente para hablar de Dios como la familia paralela de palabras en el Antiguo Testamento. Esta aparente deficiencia neotestamentaria se compensa con la extensiva enseñanza referida al Espíritu Santo en el Nuevo Testamento.
La idea de la santidad entendida como trascendencia no está ausente del Nuevo Testamento. Se puede detectar este sentido en Mateo 6:9: “Santificado sea tu nombre”, y en la referencia de Jesús al “Padre santo” en su oración por sus discípulos (Juan 17:11). A veces el término “santo” parece señalar la perfección ética de Dios, como en 1 Pedro 1:15, 16, que es una cita y aplicación de Levítico 11:44, cuyo contexto es más ceremonial. En tal caso, la santidad de Dios es el modelo de la santidad de los cristianos. En 1 Juan 2:20, donde el término “el Santo” es difícil de definir, quizás sea un sinónimo de la deidad.

III. DEFINICIONES MODERNAS REPRESENTATIVAS DEL TERMINO “SANTIDAD”

Las conclusiones de la teología bíblica con respecto a los significados y usos de “santo” aplicados a Dios, ¿resultan en una definición teológica moderna uniforme y consensual? La respuesta no es afirmativa, pues existen diversas definiciones de la santidad divina. A continuación examinaremos algunos ejemplos.

 A. EL FACTOR NO RACIONAL O EXTRARRACIONAL EN DIOS

Rudolf Otto (1869–1937), teólogo protestante de Marburgo, en una conocida monografía exploró e interpretó “lo santo” como el aspecto no racional o extrarracional de Dios. Para representar esta realidad, Otto forjó la palabra “numinoso”, derivada del sustantivo latino numen, que significa “una inclinación de la cabeza” o “una seña con la mano” o por lo tanto “la voluntad, la orden o la majestad divinas”. “Lo santo” se describe como mysterium tremendum. El tremendum se caracteriza por su “majestuosidad”, “irresistibilidad: y por su “energía” o “urgencia”. El mysterium se caracteriza por la “fascinación” y es lo “enteramente otro”.

B. LA PUREZA DE DIOS

No pocos teólogos cristianos modernos han hecho de la pureza el significado central de la santidad de Dios. Según Charles Hodge, “el significado primario de esta palabra es ser libre de la impureza”. Haciendo de la santidad el atributo central de Dios y el fundamento de la obligación moral humana, A. H. Strong la definió como “la pureza autoafirmativa” de Dios.13 J. K. Mozley afirmó que la santidad es “la trascendencia moral de Dios”, “la pureza” de Dios o “el aspecto espiritual de su trascendencia en la cual está dada la idea de la contradicción absoluta entre Dios y el mal”. Según Donald G. Bloesch, la santidad es “estar separado de todo lo que es impuro”. Dios es santo y por lo tanto “debe ser intolerante del pecado y requerir solamente la pureza de corazón por parte de sus súbditos”.15 Millard Erickson ha definido la santidad como la “singularidad” o separación de Dios y como su “pureza o bondad absolutas”, pero ha hecho hincapié en lo segundo al clasificar la santidad como uno de los atributos de la “pureza moral”.

C. EL MISTERIO SUPRARRACIONAL JUNTAMENTE CON LA PUREZA DE DIOS

Aiden Wilson Tozer (1897–1963) combinó la primera definición de santidad con la segunda. El término significa tanto el misterio “terrible”, “incomprensible”, “suprarracional” del pensamiento de Otto como “la personalidad y el contenido moral” cuya “pureza es infinita e incomprensiblemente plena”, tal como se expresa en la Biblia.

D.LA NATURALEZA Y LA ACTIVIDAD REDENTORA DIVINA FRENTE AL PECADO Y A LOS PECADORES HUMANOS

Peter Taylor Forsyth interpretó la santidad divina en conjunción con la expiación del pecado.

  [Dios] es el padre de la compasión ante la debilidad humana, más aun, el padre de la gracia ante el pecado humano, pero sobre todo el padre del santo gozo para nuestro Señor Jesucristo… En el Antiguo Testamento la paternidad no exige ni ofrece sacrificios, pero en el Nuevo Testamento el Padre Santo hace ambas cosas. La santidad es la raíz del amor, de la paternidad, del sacrificio y de la redención… El divino Padre es lo santo. Y la primera preocupación del Padre Santo es la santidad. El Padre Santo es quien puede y debe expiar… Se puede ir más allá del amor para llegar a la santidad, pero es imposible ir más allá de la santidad.

E. LA UNION DE LO APARENTEMENTE OPUESTO

Tanto para Karl Barth como para Emil Brunner, la santidad divina abarca y une lo que parecieran ser características o movimientos contradictorios. Barth afirmó: “La santidad de Dios consiste en la unidad de su juicio con su gracia. Dios es santo porque su gracia juzga y su juicio es benigno.” Según Barth, la gracia y la santidad son “perfecciones del amor divino”. Tanto la gracia como la santidad “apuntan de un modo propio a la trascendencia de Dios con relación a todo lo que no es él mismo”. Emil Brunner aseveró que “en el concepto de la santidad de Dios existe un movimiento dual de la voluntad divina: Lo que en un primer momento pareciera una dinámica contradictoria, a saber, por un lado un movimiento de retirada y exclusión y por el otro un movimiento de expansión e inclusión”.

F. LA TRASCENDENCIA O EL ABSOLUTISMO MORAL DE DIOS

Otros teólogos, respondiendo al “ser distinto” de Dios, han concluido que la trascendencia, la separación o la trascendencia moral representan la definición general más adecuada de la santidad de Dios. Según E. Y. Mullins, la santidad  se halla a veces en conexión con sus atributos generales. Pero por lo regular la santidad es la manifestación de las cualidades morales de Dios. Es un término general que describe la perfección moral de Dios… La santidad de Dios, pues, es su suprema excelencia moral en virtud de la cual todos los demás atributos morales se hallan en él.

Respecto de la santidad, W. T. Conner escribió:

Es la cualidad de la infinidad, de la trascendencia o de lo absoluto que pertenece a Dios… La santidad es la perfección moral de Dios considerada desde el punto de vista de su trascendencia. La justicia es la santidad de Dios en relación con el hombre como un agente moral responsable… El amor es la santidad de Dios interesándose por el hombre en su debilidad y pecado.

Norman H. Snaith (1898–1982) hizo hincapié en la trascendencia:

  Desde el principio Dios fue trascendente pues era distinto al hombre, pero nunca fue trascendente en el sentido de tomar distancia del hombre… La trascendencia no significa lejanía. Signfica ser distinto… Especialmente entre los hebreos, la trascendencia nunca implica una distancia estática o algún tipo de pasividad… Por lo tanto, no es suficiente decir que representa la separación entre Dios y el hombre. Más bien, representa la actividad positiva de aquel “Otro” personal, a quien los hebreos reconocían con el nombre de Jehovah.

La definición de Otto de la santidad divina, que con razón afirma lo pasmoso y lo incomprensible, se ajusta menos al Nuevo Testamento que al Antiguo. La pureza entendida como definición de la santidad, como también el concepto de la santificación, son difíciles de reconciliar con las palabras de Jesús: “Por ellos yo me santifico a mí mismo” (Juan 17:19a), si ha de mantenerse su falta de pecado. Indudablemente, Forsyth tiene razón en decir que el santo Dios expía los pecados, pero ¿es esa la mejor definición de la santidad? La santidad no debe considerarse como un atributo “puente”, pues es menester expresar su centralidad y singularidad, sin dejar de reconocer la validez de la dinámica dual esbozada por Brunner. La idea de la trascendencia —sin que se la toma acríticamente— pareciera ser la definición básica más ventajosa de lo que significa decir que Dios es “santo”.

  ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor omnipotente,
  Siempre el labio mío loores te dará;
  ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! te adoro reverente,
  Dios en tres Personas, bendita Trinidad.

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