DEVOCIONAL: El camino del arrepentimiento | Lucas 15:17–19 | Christopher Shaw
La parábola del hijo pródigo es una de las más bellas ilustraciones del amor misericordioso de Dios, en este caso desplegado hacia dos hijos que no entendían el corazón compasivo que tenía su padre. En el pasaje de hoy nos encontramos con el menor de estos hijos, sentado entre los cerdos, sucio, cansado, hambriento y olvidado por todos. Los tiempos de fiesta se han terminado y la desesperanza asoma por donde quiera que mire.
El pasaje nos dice que fue en este momento que el muchacho «volvió en sí». Es una expresión que bien podría aplicarse a quien estuvo anestesiado, durante una operación. Nos da a entender que durante un tiempo este muchacho no había estado consciente de lo que estaba aconteciendo en su vida. De hecho, esto es exactamente lo que hace el pecado con nosotros: adormece nuestros sentidos y no nos permite entender la necedad de nuestros caminos. El primer paso en el arrepentimiento viene cuando se produce en nosotros la recuperación de esta pérdida de conciencia. Repentinamente vemos lo errado que ha sido nuestro camino. La luz ilumina nuestro entendimiento entenebrecido y vemos las cosas con otros ojos.
La realidad de la vida de este joven hablaba claramente de lo bajo que había caído al abandonar la casa de su padre.
- Necesitamos acercarnos a él, no para hablar, sino para escuchar. Si tenemos que hacer algo él seguramente lo mostrará. Si no nos dice nada, disfrutemos de los besos y abrazos que nos ofrece, sabiendo que en la casa de nuestro padre, siempre seremos bienvenidos.
«El arrepentimiento y la fe son regalos que hemos recibido, no metas que hemos alcanzado». Anónimo.
Shaw, C. (2005). Alza tus ojos.