DEVOCIONAL: Orar en el Espíritu | Efesios 6:18 | Christopher Shaw
Es evidente que este versículo está apuntando a mucho más que hablar en lenguas, aunque esta es una de las manifestaciones del Espíritu. Las palabras que escoge el apóstol para acompañar su exhortación -orar, suplicar, velar con toda perseverancia- nos hablan de una intensidad que trasciende la experiencia de oración en nuestras vidas. Para nosotros, la oración muchas veces consiste en elaborar una lista de peticiones y elevarlas al Señor, esperando que él se complazca en añadir su bendición.
Meditemos por un instante en el significado de esta frase «en el Espíritu». ¿Cuál es la diferencia entre una oración conducida por nuestra pasión y una que es efectuada en el Espíritu? Con sólo efectuar la pregunta comenzamos a vislumbrar la diferencia que puede haber entre una y otra. La oración elaborada por nuestra pasión puede ser muy profunda e intensa pero tiene justamente ese problema: ¡es nuestra! La oración en el Espíritu es, en su esencia, una oración donde el protagonista principal es precisamente el Espíritu.
Es decir, el que impulsa las peticiones y expresiones hacia Dios es el mismo Señor. Es, en las palabras de un autor, «Cristo orando a través de nosotros».
- Al igual que todas las otras actividades que forman parte de la vida espiritual de los hijos de Dios, la oración debe ser realizada como fruto del accionar del Espíritu. ¿Podremos detener suficientemente nuestros propios impulsos para darle lugar a él?
«Sin la actividad del Espíritu una persona puede ser un líder, pero nunca será un líder espiritual». Blackaby.
Shaw, C. (2005). Alza tus ojos.