DEVOCIONAL: Sabias advertencias | Mateo 26:33–35 | Christopher Shaw

"Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo". Mateo 26:33–35

Con frecuencia las enseñanzas sobre este pasaje se enfocan en la necedad de Pedro, que no quiso escuchar al Señor. Quiero invitarle a que me acompañe en una reflexión diferente de esta escena, realizada desde la perspectiva de Cristo. Ubíquese por un instante en el lugar de Jesús como líder del grupo, con responsabilidad en el proceso de formación de estos doce hombres. ¿Alguna vez se ha encontrado en una situación similar? Usted ve en otra persona una actitud o una decisión que claramente va a tener consecuencias muy negativas. Intenta advertirle, pero la otra persona no quiere escucharlo. ¿Cómo procede en esa situación?

¿Cómo se habrá sentido Cristo, frente a la obstinada insistencia del afable Pedro? No podemos aducir que no entendió lo que Cristo quiso decir; además de la proclamación a todo el grupo, el Señor le habló en forma personal al discípulo y le profetizó que lo negaría no una vez, sino ¡tres veces! Mas Pedro no tenía apertura para recibir este tipo de proclamaciones. ¿Percibe usted la frustración y el dolor de Jesús? Quiere evitarle un trago amargo a Pedro, pero este no quiere recibir la ayuda que le está ofreciendo.

La manera en que actuamos como líderes, en estas situaciones, es clave para las futuras intervenciones en la vida de quienes pretendemos formar. 

Muchas veces, esta obstinada insistencia en lo errado produce en nosotros acaloradas denuncias, excesivas argumentaciones, o el aumento de presiones para que la persona desista del camino que ha escogido. Esta manera de proceder rara vez produce cambios. Más serio que esto, sin embargo, es no entender que este comportamiento puede dañar irreparablemente nuestras posibilidades de ayudar más adelante, cuando la persona entre en crisis por su propia necedad.

Cristo optó por el silencio. La palabra ya había sido dada. Ahora el Espíritu se encargaría de usar esta palabra, en el momento oportuno, para producir en Pedro un quebrantamiento santo. El silencio del Maestro no solamente creó el espacio necesario para esta obra del Espíritu, sino que también dejó abierta la puerta para esa preciosa restauración que relata el último capítulo del evangelio de Juan. 

Aplicaciones: 
    • Al no haber optado por la agresión -en ninguna de sus sutiles manifestaciones- Cristo dejó intacta la confianza que Pedro tenía en su amor. Esto le dio la entrada necesaria para seguir trabajando en la vida de su discípulo.

Para pensar:

Estamos invirtiendo para la eternidad. Muchas veces nos encaprichamos en conseguir un avance en un momento de la vida, sin anticiparnos a las consecuencias de este comportamiento a largo plazo. El amor, que evalúa todo a largo plazo, sabe cuándo es mejor guardar silencio, y cuándo es preferible avanzar. El líder maduro entiende la diferencia.

Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. 

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