TEOLOGÍA I: ATRIBUTOS DE DIOS | JAMES LEO GARRET

 

LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Habiendo considerado los nombres de Dios, su naturaleza personal y su presencia, nos dedicaremos ahora a indagar acerca de los atributos o de las características de Dios según la revelación cristiana. Es necesario un estudio preliminar o general de los atributos divinos antes de pasar a explicar los atributos particulares.

 A. LA NATURALEZA Y LA POSIBILIDAD DE LOS ATRIBUTOS DE DIOS

1. Algunas definiciones de los atributos divinos

Los teólogos cristianos que han tratado los atributos de Dios normalmente han ofrecido alguna definición general de los mismos. Tres ejemplos de tales definiciones son suficientes como para obtener una comprensión más clara del término. A. H. Strong definió los atributos de Dios como “aquellas características distintivas de la naturaleza divina que son inseparables de la idea de Dios y que constituyen la base y el fundamento de sus diversas manifestaciones a las criaturas”. De manera similar, según Millard Erickson, los atributos de Dios “son características objetivas [‘permanentes’] de su naturaleza” que son “inseparables del ser o de la esencia de Dios” y que pertenecen “a toda la divinidad”.56 W. T. Conner precisó que los atributos son “aquellas cualidades o características del Ser divino, en virtud de las cuales él es distinto de todos los seres creados y sin las cuales él no sería digno del culto y del servicio de los hombres”.

 2. Algunas perplejidades relativas a los atributos divinos

Algunos han expresado reservas y vacilado con respecto a los atributos divinos a pesar de la existencia de definiciones tales como las que hemos mencionado.

a. Los atributos que se le confieren a Dios ¿son un producto de las proyecciones mentales de los teólogos más que formulaciones que hagan justicia a los datos de la revelación? Sin duda, siempre debe tomarse en cuenta la incidencia del factor humano cuando se identifican y describen los atributos divinos. El hecho de que no exista una lista universalmente aceptada de los atributos divinos es indicación de ese factor humano. Pero, por otra parte, cuando los teólogos se someten al modelo de autoridad religiosa que los cristianos consideran como normativo y desarrollan su trabajo teológico acorde al mismo, ¿no deben verse sus resultados como algo que va mucho más allá de las proyecciones de los teólogos?

b. El formular los atributos divinos, ¿no le quita a los cristianos el sentido del misterio de Dios que está por detrás de toda la revelación? Eunomio de Cizico, un nominalista que sostenía que “un nombre o bien señala la esencia de algo o… es meramente un sonido vacío”, afirmó: “Conozco a Dios como Dios se conoce a sí mismo.” Ningún teólogo responsable afirmaría hoy algo semejante. Tampoco identificaría los atributos que puedan ser humanamente formulados con la esencia misma de Dios. Un toque de realismo y una dosis de humildad nos ayudan a superar esta segunda duda acerca de los atributos divinos.

B. LAS FUENTES DE LOS ATRIBUTOS DE DIOS

¿De qué fuentes obtienen los teólogos cristianos los términos o los conceptos que según ellos son propios de Dios? En primer lugar, la fuente usada más extensivamente es la Biblia, incluidos ambos Testamentos. Un buen número de las características atribuidas a Dios por los teólogos cristianos son expresiones bíblicas que pueden descubrirse fácilmente en una concordancia bíblica. Algunos ejemplos son la santidad, la ira, la justicia, el amor, la fidelidad, la misericordia y la gracia. En segundo lugar, algunas de las cualidades atribuidas a Dios se expresan con términos que tienen su origen en la filosofía griega. La impasibilidad de Dios (su incapacidad de sufrir), por ejemplo, probablemente fue tomada de la herencia griega por los Padres de la iglesia. Las objeciones recientes a este atributo en particular se basan por lo menos en parte sobre el argumento de que la impasibilidad es un concepto griego, pero no bíblico. En tercer lugar, algunos atributos provienen de la escolástica medieval. Esto rige especialmente en el caso de los tres atributos “omni”: omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia. Por último, algunos atributos posiblemente tengan su origen en cosmovisiones modernas tales como el teísmo; puede ser el caso de la infinidad, la inmensidad y la aseidad.

C. MODELOS DE CLASIFICACIÓN DE LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Se han desarrollado varios modelos para clasificar los atributos de Dios.

1. Atributos negativos, positivos y causativos

Este esquema de alguna manera clásico se remonta a Clemente de Alejandría. En primer lugar, están las aseveraciones negativas que pueden hacerse acerca de Dios o más específicamente acerca de lo que no es Dios. Estos atributos, tal como se expresan en castellano, generalmente tienen el prefijo negativo “in” y terminan en “able” o “ible”. Así, se dice que Dios es inmutable, incomprensible, invisible, impasible, etc. Los ortodoxos griegos llaman a esto “teología apofática” en base a la palabra griega que significa “negación”. En segundo lugar, están las afirmaciones positivas acerca de Dios según las cuales sus atributos son los más supremos o eminentes de una categoría: Dios es el más santo, el más sabio, el más amoroso, el más misericordioso, etc. En tercer lugar, están las afirmaciones acerca de las relaciones contingentes de Dios con el mundo: Dios es eterno (con respecto al tiempo) y es inmenso (con respecto al espacio).

2. Atributos comunicables e incomunicables

Este modelo ha sido utilizado especialmente por los teólogos reformados modernos. Los atributos incomunicables son aquellos que Dios no comparte y que no se reflejan en los seres humanos, mientras que los atributos comunicables son los que Dios comparte con las personas y que por consiguiente se reflejan en ellas. Herman Bavinck clasificó como “incomunicables” la independencia, la inmutabilidad, la eternidad, la omnipresencia, la unidad y la simplicidad; como “comunicables” eligió la espiritualidad, la invisibilidad, la omnisciencia, la sabiduría, la veracidad, la bondad, la justicia, la santidad, la voluntad, la omnipotencia, la perfección, la bienaventuranza y la gloria. Louis Berkhof confeccionó una lista similar.61

3. Atributos absolutos y relativos

A. H. Strong abogó por una clasificación dual: los atributos “absolutos” o “inmanentes” y los atributos “relativos” o “transitivos”. Los primeros son los que “respetan el ser interior de Dios, que están involucrados en la relación de Dios consigo mismo, que pertenecen a su naturaleza independientemente de su conexión con el universo”. Aquí se incluyen la vida, la personalidad, la autoexistencia, la inmutabilidad, la unidad, la verdad, el amor y la santidad. Los segundos son aquellos “que respetan la revelación del ser de Dios hacia afuera, que están involucrados en la relación de Dios con la creación y que son ejercitados como consecuencia de la existencia del universo y de la dependencia de Dios”. Strong citó como ejemplos de esta categoría la eternidad, la inmensidad, la omnipresencia, la omnisciencia, la omnipotencia, la veracidad, la fidelidad, la misericordia, la bondad, la justicia y la rectitud. Aunque intentó integrar la santidad en este modelo dual, Strong insistió tanto en que “la santidad es el atributo fundamental de Dios” que de hecho la santidad pasó a transformarse en un tercer tipo de atributo.

4. Atributos naturales y morales

E. Y. Mullins distinguía entre los atributos “naturales” o “pertenecientes a la naturaleza de Dios” y los atributos “morales” o “pertenecientes a su carácter moral y relaciones”. Entre los primeros se encontraban la autoexistencia (“existencia propia”), la inmutabilidad, la omnipresencia, la omnisciencia, la omnipotencia, la eternidad y la inmensidad. Entre los segundos se incluían la santidad, la justicia, el amor y la verdad. El uso por parte de Millard Erickson de dos categorías denominadas “grandeza” y “bondad” de Dios es bastante similar a la clasificación de Mullins.64

5. Atributos relativos al misterio, la irresistibilidad, el dinamismo y la santidad

John Macquarrie ha empleado un sistema cuaternario para clasificar los atributos. Entre los atributos relativos al “misterio” están la incomparabilidad, la incomprensibilidad, la suprarracionalidad de Dios, y el hecho de que es una persona. La categoría de la “irresistibilidad” comprende la inmensidad, la infinidad, la eternidad, la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia de Dios. La fidelidad o inmutabilidad, la individualidad, la perfección y la bondad de Dios pertenecen a la categoría del “dinamismo”, mientras que la ira, la justicia, la rectitud, la gracia, el amor y la misericordia divinas pertenecen a la “santidad”. Según Macquarrie, Dios es un “ser santo” y, sin embargo, el amor “tiene un lugar supremo”.

6. La conexión bipolar con los principales atributos

Algunos teólogos han preferido congregar los diversos atributos divinos en grupos en torno a los atributos que se consideran primarios. En general, los atributos primarios han sido dos. Emil Brunner eligió la santidad y el amor como los atributos primarios que forman la base de conjuntos informales. Karl Barth postuló tres pares de atributos pertenecientes a “las perfecciones del amor divino”, y tres pares de atributos ligados a “las perfecciones de la libertad divina”.67 Martín Lutero y John Dillenberger (1918–)69 hicieron del “Dios escondido” y del “Dios revelado” las categorías que agrupan a los otros atributos. Algo distinta fue la opción de Hendrikus Berkhof, quien apareó una serie de atributos de la trascendencia cada uno con un atributo de la condescendencia.

7. El rechazo de las clasificaciones en favor de un atributo central

Los teólogos suecos lundensienses elevaron el agápe a la condición de atributo divino central, como puede verse en los escritos de Anders Nygren, Gustav E. H. Aulén72 y del norteamericano Nels F. S. Ferré. Peter Taylor Forsyth tendía a hacer de la santidad el atributo central.74

D. LA CORRELACIÓN DE LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Tomar conciencia de los diversos modelos que sirven para clasificar los atributos de Dios y tener una noción de la historia de cómo se los ha manejado puede llevar al reconocimiento de que es menester una correcta correlación de los atributos. Tal correlación —o la falta de ella— puede tener un efecto profundo sobre todo el resto de nuestra teología. Dos peligros que surgen en tomo a la correlación son dignos de tenerse en cuenta. En primer lugar, debe evitarse una yuxtaposición de los atributos que sugiera que hay un conflicto o una guerra interna dentro del ser de Dios. Marción (?–c. 160) postuló una tal antítesis entre la justicia y el amor y terminó creyendo en la existencia de dos dioses. En segundo lugar, debe evitarse el énfasis unilateral sobre un atributo o grupo de atributos de tal manera que se disimule, minimice o niegue la existencia de otro atributo o grupo de atributos. La teología medieval tardía de divulgación popular, y en algunos casos los escritos de los mejores teólogos, identificaban la "justitia Dei" tan absolutamente con el castigo que ya no podían conectarla con la salvación. La absolutización que hace Nels F. S. Ferré de agápe aparentemente lo llevó a optar por un universalismo escatológico. Quizá no merezcan el mismo énfasis todos los atributos, pero la correlación responsable de los atributos divinos es una de las características de una buena teología cristiana.


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