TEOLOGÍA I: SABIDURIA Y PODER DE DIOS | JAMES LEO GARRET

 


SABIDURIA Y PODER DE DIOS

III. LA SABIDURIA DE DIOS

A. MATERIALES BIBLICOS

El Antiguo Testamento usa la palabra hebrea hocmah para expresar la “sabiduría” en el sentido de destreza o de constancia. La sabiduría de Dios es un tema recurrente en Job, Salmos y Proverbios. Los términos que significan “entendimiento” (tebunah) y “conocimiento” (da’at) están asociados estrechamente con hocmah. “El temor de Jehovah es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina” (Prov. 1:7). “Jehovah fundó la tierra con sabiduría; afirmó los cielos con entendimiento. Con su conocimiento fueron divididos los océanos, y los cielos destilan rocío” (Prov. 3:19, 20). “¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehovah! A todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas” (Sal. 104:24). Job preguntó: “Pero, ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?… Sólo Dios entiende el camino de ella; él conoce su lugar” (28:12, 23). “El hizo la tierra con su poder; estableció el mundo con su sabiduría y extendió los cielos con su inteligencia” (Jer. 10:12).

La sabiduría se obtiene de Yahvé (Prov. 9:10; Sal. 111:10; Job 28:28). La enseñanza de Proverbios 8 acerca de la sabiduría de Yahvé ha sido de especial importancia en este contexto. Algunos han remarcado que la sabiduría está hipostatizada, ya que se le atribuye voz, labios y boca (vv. 1, 4, 6–8). Los Padres de la iglesia tendían a identificar la sabiduría de Proverbios 8 con el Logos preexistente o bien con el Espíritu Santo. Justino Mártir,Tertuliano,29 Orígenes y Cipriano31 abogaron por la primera posición, mientras que Ireneo e Hipólito33optaron por la segunda. Pero el hecho de que Proverbios 8:22 pueda ser traducido como “Jehovah me creó como su obra maestra” —aunque también se traduzca como “Jehovah me poseyó al comienzo de su obra”— tiende a descalificar la plena identificación de la sabiduría con el Logos o el Espíritu. Karl Barth prefería traducir “poseer”, aduciendo que el Antiguo Testamento no conoce “un intento independiente de la interpretación del mundo”, y no contiene la idea de la sabiduría como “intermediaria entre Dios y el mundo”, ni tampoco la “concepción de una sabiduría divina inmanente accesible a y reconocible por el hombre en sí mismo”.

Mientras que el Antiguo Testamente tiende a magnificar la conexión entre la sabiduría de Dios y la creación, el Nuevo Testamento relaciona la sabiduría principalmente con la redención por medio de Jesucristo: su cruz y su iglesia. La palabra griega neotestamentaria que se traduce como “sabiduría” es sofia, un vocablo que sugiere la idea de “tacto” o “habilidad”. La sabiduría es el principal tema de 1 Corintios 1:18–2:16. En ese pasaje, el mensaje de la cruz, considerado “locura” por los gentiles (1:23b) se entiende como la verdad de Dios potenciada por el Espíritu Santo, en contraposición a la sabiduría mundana de la filosofía griega y la incredulidad judía, sedienta de milagros. Según el texto, la sabiduría se le atribuye a Dios en relación con la cruz de Cristo (1:21), y Jesucristo es el regalo de “sabiduría” hecho por Dios a los seres humanos, mientras que el mensaje de sabiduría de Dios ha sido revelado por el Espíritu Santo (2:6–10). En otro texto Pablo declara que “todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento” están escondidos en Cristo (Col. 2:3), que en la sabiduría de Dios el misterio de su voluntad ha sido manifestado en Cristo (Ef. 1:9), y que “por medio de la iglesia, la multiforme sabiduría de Dios” se les da a conocer a seres supramundanos (Ef. 3:10). Si los seres humanos carecen de sabiduría, se la han de pedir a Dios (Stg. 1:5a). “Al único sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo, para siempre” (Rom. 16:27).

B. INTERPRETACION TEOLOGICA

Según los escritos sapienciales del Antiguo Testamento, la sabiduría divina estaba íntimamente conectada con el “conocimiento” y el “entendimiento” y constituía el ápice de la fe y la cultura hebreas. El apóstol Pablo pensaba que la sabiduría de Dios no debía ser identificada con la sabiduría mundana de su época sino con la “locura” de la muerte de Jesús en la cruz. Karl Barth probablemente haya tenido razón al interpretar la sabiduría divina como la ausencia de la “impulsividad” o del capricho en la gracia de Dios. También debe remarcarse que la sabiduría es uno de los atributos comunicables de Dios. Barth definió la sabiduría de Dios como “la verdad y claridad internas con las cuales la vida divina se justifica y confirma en su autorrealización y en sus obras, en las cuales es la fuente, la suma y el critero de todo lo que es claro y verdadero”.36 Puesto que Barth no trató la “verdad” o “veracidad” como uno de los principales atributos de Dios, parece haberlos clasificado en la categoría de la sabiduría, definiendo la sabiduría en conexión con la verdad. En esta obra la “veracidad” se tratará en el contexto de la “fidelidad” de Dios.

IV. EL PODER DE DIOS

A. MATERIALES BIBLICOS

1. Terminología y textos veterotestamentarios

El uso del nombre “el Dios todopoderoso” se ha discutido en la sección sobre los nombres de Dios. El término “el Todopoderoso” se encuentra frecuentemente en el libro de Job. El sustantivo geburah, que significa “poder” o “fuerza” era atribuido a Dios. “Se enseñorea con su poder para siempre” (Sal. 66:7a). David oró: “Tuyos son, oh Jehovah, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad” (1 Crón. 29:11a). El sustantivo ‘abir, que significa “el fuerte”, con el aditivo “de Jacob” (Gén. 49:24c; Sal. 132:2; Isa. 49:26c; 60:16c) o “de Israel” (Isa. 1:24a), se usaba como sinónimo del Dios de Jacob/Israel. El frecuente adjetivo gibbor, que quiere decir “poderoso”, se empleaba en relación con Dios: “Porque Jehovah vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores. Es Dios grande, poderoso y terrible” (Deut. 10:17a, b). Koah, un sustantivo que significa “poder”, aparece en varios pasajes en una docena de libros del Antiguo Testamento. A veces la referencia se hace al poder de Dios tal como se mostró en el éxodo (Exo. 9:16; 15:6a; 32:11c; Deut. 4:37b; 9:29b; 2 Rey. 17:36). En otros pasajes, especialmente en Jeremías, se habla del poder de Dios en la creación (Isa. 40:26c; Jer. 10:12a; 27:5a; 32:17; 51:15a). Otros textos atribuyen el poder a Dios en términos más generales (Núm. 14:17; Job 36:22a; Sal. 111:6; 147:5; Nah. 1:3a; 1 Crón. 29:12b; 2 Crón. 20:6c; 25:8b; Neh. 1:10). Otro sustantivo referido al “poder” o a la “fuerza” divinos, ‘oz, aparece con especial frecuencia en los Salmos.También el adjetivo hazaq, que significa “fuerte, poderoso o duro” se usaba con frecuencia referido al poder de Yahvé, quien sacó a su pueblo de la tierra de Egipto “con gran fuerza y con mano poderosa” (Exo. 32:11c; Deut. 6:21c; 7:8b; 9:26d; 34:12 y Dan. 9:15a) o con “brazo extendido” (Deut. 4:34b; 5:15b; 7:19a; 11:2d; 26:8a); asimismo se observa un uso más amplio del vocablo (Deut. 3:24a; Jos. 4:24; Eze. 20:33 y 2 Crón. 6:32). En resumen, en el Antiguo Testamento predominan los siguientes modelos: El poder o la fuerza en su plenitud son atribuidos a Dios por medio de los nombres y títulos divinos que expresan el poder; el poder se le atribuye especialmente en el éxodo y en la creación, pero también de un modo más general.

 2. Terminología y pasajes neotestamentarios

La palabra griega dunamis, que significa “capacidad” o “poder” fue usada especialmente por Lucas y Pablo en diversos contextos: la concepción virginal de Jesús (Luc. 1:35), el don del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Luc. 24:49), la entronización del Hijo del Hombre (Luc. 22:69), el contenido de la revelación general (Rom. 1:20), la naturaleza de la predicación de Pablo (1 Cor. 2:4, 5) y de su ministerio (2 Cor. 6:7; Ef. 3:7) y la preservación de los creyentes hasta el día de la salvación final (1 Ped. 1:5). Pablo enfatizó la grandeza del poder de Dios (2 Cor. 4:7; Ef. 1:19), especialmente en relación con la vida cristiana (Ef. 3:16; Col. 1:11). La palabra kratos, que significa “fuerza, poder o dominio”, fue usada por Pablo (Ef. 6:10; Col. 1:11; 1 Tim. 6:16) y en Apocalipsis 5:13. Otro término que expresa “fuerza” o “poder”, isjus, se encuentra en Efesios 6:10 y 2 Tesalonicenses 1:9. El sustantivo pantokrator, es decir “el Todopoderoso”, aparece frecuentemente en Apocalipsis (1:8; 4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 14; 19:15; y 21:22) y además en 2 Corintios 6:18. El verbo dunamai, que significa “poder, ser capaz, poder hacer, ser poderoso” se usaba frecuentemente para expresar el poder de Dios. Dios “puede levantar hijos a Abraham” de estas piedras (Mat. 3:9b) y Jesús pudo restaurar la vista a los ciegos (Mat. 9:28). El poder de Cristo sujeta a sí mismo todas las cosas (Fil. 3:21) y cuando el poder divino “actúa” en los creyentes, Dios “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos” (Ef. 3:20). El Cristo viviente “es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Heb. 2:18), para “guardar” a los creyentes “sin caída” (Jud. 24) y para “salvarlos por completo” (Heb. 7:25). Según el Nuevo Testamento, el poder de Dios es suficiente para su propósito salvador o redentor. Dios puede hacer todo lo que requiera su propósito salvador.

B. INTERPRETACION TEOLOGICA

Los autores del Antiguo Símbolo Romano, más conocido como el Credo de los apóstoles, yuxtapusieron la paternidad de Dios con su omnipotencia, quizá para poder responder a los gnósticos y marcionitas, en la conocida afirmación: “Creo en Dios Padre Todopoderoso…” Ciertamente, el Padre de Jesucristo es el Creador todopoderoso.

Los teólogos medievales normalmente le atribuían a Dios la omnipotencia, con lo cual querían decir su naturaleza todopoderosa. A veces las discusiones sobre la omnipotencia derivaban en especulaciones fantásticas acerca de lo que Dios puede o no puede hacer. Tales discusiones corrían el riesgo de divorciarse de las enseñanzas bíblicas específicas acerca del poder de Dios, tendiendo hacia una negación panteísta de la relativa independencia y responsabilidad moral de los seres humanos.

La posición de los escolásticos medievales en el tema de la omnipotencia llevó a Emil Brunner a que diferenciara la omnipotencia escolástica del concepto bíblico del poder de Dios. Con respecto a la enseñanza bíblica mantuvo que el poder divino siempre dejaba lugar para la relativa independencia de las criaturas. Para Brunner la omnipotencia divina “quiere decir que él es libre para tratar con su universo en el momento y del modo que desee”. Karl Barth consideraba que tanto el conocimiento de Dios como su voluntad son “las características positivas de la omnipotencia divina”.44

Un concepto adecuado del poder de Dios debe incluir la plenitud de su poder para ejecutar y realizar su propósito, sin que la doctrina sea sometida a excesos especulativos o forzada a representar un punto de vista que transforme a las personas en marionetas de Dios, irresponsables e inútiles.


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